Os presentamos a nuestra querida camper: una Ford Nugget Westfalia del 2008.
Llevábamos unos años soñando con una camper; básicamente desde que nos fuimos de fin de semana largo por Portugal con un amigo en la suya: una Transporter T4 de batalla larga.
El problema (aparte del económico, claro) era que no teníamos claro qué necesidades teníamos. ¿Necesitábamos ducha? ¿Podíamos dormir los 4 sin un techo elevable? ¿Cocina dentro en mueble integrado o salir de la furgo para cocinar? Estas y otras muchas preguntas nos tenían en análisis parálisis. Demasiadas dudas para un gasto tan importante.
Finalmente nos armamos de valor y nos dedicamos a ver campers reales en concesionarios. Partimos de la base que necesitamos la furgoneta como segundo vehículo, así que no podía ser demasiado grande porque la íbamos a usar en algunos casos para ir a buscar a los niños al colegio, por ejemplo. Gracias a ver las campers en persona nos dimos cuenta que para nosotros era inviable tener lavabo cerrado, ya que significaba sacrificar la ‘sala de estar’.
Un día casi de casualidad (vamos, tan casual como que Carlos se pasó dos horas buscando anuncios cercanos en todo internet) encontró un anuncio de concesionario cerca de casa de una Ford Nugget Westfalia del 2006. El vendedor era buenísimo y nos dejó un rato solos a los 4 dentro de la furgo. Y ahí paso: nos sentimos como en casa. Teníamos espacio, la cocina estaba separada (cosa que nos preocupaba para evitar accidentes con nuestro pequeño troglodita), la cama del techo elevable era de 1’60m y podían viajar 5 personas.
¿El problema? Ese vehículo en concreto tenía algunos problemas: no tenía la red de seguridad de la cama de arriba, los pistones para elevar el techo estaban estropeados y tenías que colocar dos trozos de madera a modo de patas… total, que nos quedamos decepcionados. Durante un tiempo Carlos siguió buscando pero todo lo que encontrábamos se salía del presupuesto o tenía demasiados kms/años/etc
Hasta que un día apareció una no muy lejos de dónde vivimos. La fuimos a ver (sin mucha esperanza, la verdad) y nos encantó. Nuestro amigo friki-de-los-coches dio el visto bueno a nivel de mecánica, así que ¡la compramos!
Aún estamos batallando para dejarla perfecta a nivel de mecánica, porque aunque los anteriores propietarios le tenían mucho cariño, no la trataban lo suficientemente bien y la pobre furgoneitor está haciendo demasiadas visitas al taller… pero estamos muy contentos con la compra y con la libertad que tenemos ahora para viajar de una manera muy chula, muy slow y muy a la aventura 😀
Y tú, ¿ya tienes furgo o estás aún dándole vueltas?